Monasterio San Andrés en Vega de Espinareda.
En la Edad Media y Moderna destacó por su desarrollo cultural, económico y espiritual. Como la mayoría de los centros religiosos bercianos sufrió los efectos devastadores de la exclaustración.
|
Monasterio San Andrés en Vega de Espinareda. |
El monasterio de San Andrés de Espinareda, nombre con el que es conocido históricamente, está situado en el Bierzo, provincia de León, en el curso medio del río Cúa. No se conoce la fecha exacta de sus orígenes pero es posible que la primera edificación, de la que no quedan restos datara de finales del siglo IX o comienzos del X. El edificio primitivo sufrió varios incendios, por lo que la mayor parte de la iglesia que hoy conocemos se debe a las remodelaciones sufridas en los siglos XVII y XVIII. Está considerado el monasterio más importante en El Bierzo dentro del estilo neoclásico. Destacan en todo el conjunto monacal, la iglesia y el claustro por su gran
sobriedad y monumentalidad.
LA IGLESIA
La actual edificación, tercera reconstrucción fue comenzada según el epígrafe de la fachada en el año 1778 y terminada en el 1780. El cuerpo central de la fachada lo forma una sobria portada rectangular con puerta adintelada, sobre ella, una orla bellamente decorada contiene el epígrafe de la última reconstrucción de la iglesia. Encima de la inscripción una bella hornacina contiene la estatua de San Andrés, patrono del monasterio desde el momento de su fundación. Dos grandes pilastras rematadas por capiteles jónicos sostienen un frontón con pináculos en sus ángulos. Un amplio rosetón ilumina el coro situado a los pies de la iglesia. La iglesia es de nave única y está dividida en seis tramos separados por pilastras toscanas. El interior destaca por su cúpula ovalada coronada en una pequeña torre con amplios ventanales que proporcionan abundante luz a todo el templo. El púlpito se sitúa en la parte izquierda de la nave. En la parte superior, a la entrada está el coro. Los retablos son anteriores a la construcción, pertenecían a al anterior, son del siglo XVII.
En la cabecera de la iglesia se encuentra el retablo mayor, donde podemos apreciar influencias de estilo barroco debido a su abundante decoración y las columnas salomónicas con motivos vegetales terminadas en capiteles de estilo corintio. Cabe destacar la imagen del siglo XVI de la Asunción de la Virgen a los cielos, que se encuentra en la parte superior, lleva ángeles a los pies y está rodeada por rayos solares de claro estilo barroco. El sagrario preside la parte central. Su basamento se decora con cabezas de angelotes.
En los laterales tiene otros cinco retablos con sus respectivos altares, dos a la derecha: retablo de la Virgen del Carmen, retablo de San Benito, y tres a la izquierda: retablo del Cristo, (es un Cristo románico de principios del siglo XIII, que se salvó de ser destruido durante la guerra porque se encontraba en la capilla), retablo de San José y retablo de la Virgen del Niño y la bola.
EL MONASTERIO
|
Monasterio San Andrés en Vega de Espinareda. |
El primer documento escrito del que disponemos hasta el momento se refiere al año 923. Aunque en un primer momento la documentación escasea, es a partir del siglo XI cuando las escrituras, cartas, bulas, etc.., empiezan a aflorar con cierta frecuencia. A lo largo de los siglos XII y XIII se afianza en todos los campos al amparo de la nobleza y de las privilegios reales que en todo momento secundaban la meritoria labor de los monjes. El favor de los reyes continuó en los siglos sucesivos hasta culminar en 1317, con la concesión del señorío de la villa de Vega por el rey Alfonso XI al abad de San Andrés. En el siglo XVI el monasterio comenzó e destacar por su gran influencia cultural. Fue facultad de Filosofía y su Colegio de Artes y Letras alcanzó merecida fama por su esmerada enseñanza. Sus aulas acogieron a ilustres profesores y alumnos: el historiador Prudencio de Sandoval, el cardenal Lorenzan y el escritor romántico Enrique Gil y Carrasco. Fue digno merecedor del título de Monasterio Sabio. Toda esta labor se desmoronó con la desamortización de Mendizábal.
La fachada principal del monasterio, del siglo XVI , ocupa la parte derecha anexa a la iglesia. Carece de elementos decorativos dignos de destacar.
Únicamente incrustrados en la pared están los escudos del monasterio. El de la derecha con el aspa de San Andrés y cuatro flores de lis rodeados de láurea. El de la izquierda lleva aspa y los flores de lis, rematado con una corona, bordeado de seis aspas y sostenido por dos leones.
|
Monasterio San Andrés en Vega de Espinareda. |
Llama la atención la disposición irregular de las ventanas y los tamaños diferentes. La entrada al claustro se hace a través de una gran puerta adintelada y de un pórtico con cúpula. La bóveda del claustro está formada por arcos dobles de medio punto, que alcanzan al piso superior y separados por grandes pilastras toscanas.
El claustro es muy grande, con siete arcos por cada lado, pilastras toscanas y bóvedas. Al piso superior del claustro se accede por una espaciosa y elegante escalera realizada por el abad fray Esteban Gómez entre 1769 y 1773.
En la década de los sesenta se llevaron a cabo la restauración de la iglesia y de la sacristía, y las de todo el monasterio después, a excepción de una parte del ala correspondiente a la casa sacerdotal, ocupada en aquel momento por el párroco de Vega de Espinareda.
El obispo de Astorga, Don Marcelino González Martín, y el párroco actual, Don Julián Remesal Ballesteros, recuperaron este edificio histórico para poder ser utilizado como colegio diocesano de enseñanza primaria y secundaria. En el año 1995 dicho colegio cerró después de haber cumplido su función con notable éxito. Por su relevancia histórica conviene recordar la inhumación de Doña Jimena Muñíz en este monasterio en 1128. Esta dama perteneciente a la nobleza berciana, fue amante del rey Alfonso VI, con quien tuvo dos hijas, Elvira y Teresa, casada esta última con Enrique de Borgoña.
La lápida sepulcral con hermoso epitafio que cubría su tumba fue arrancada del lugar y depositada en el Museo Arqueológico de León y los restos de Doña Jimena se hallan en algún lugar sin identificar dentro del monasterio, en el más completo anonimato.
Próxima al monasterio, frente al ala sur, se encuentra la Fuente de la Vida