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Pozo Julia |
A principios de los años 50 se construyó el “Pozo Julia”, un pozo vertical que tiene 275 metros de profundidad y contaba con plantas en los niveles 50,100 y 270 .
En 1962 se introduce en este pozo y por primera vez en España el “sistema de arranque mediante tajos largos en frente único” mecanizados con cepillo. Así pues, Antracitas de Fabero, a la cual pertenece el Pozo Julia, fue pionera en la mecanización de la minería en España. Esto conllevó una reducción de plantilla, que era de unos 3.600 trabajadores entre los años 1955-1960
Las minas más importantes del país, incluida HUNOSA, vinieron a Fabero para ver e informarse de las nuevas formas de explotación. Dichos cepillos extraían entre 1 000 y 1 500 Toneladas de carbón diarias con sólo un cepillo.
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Pozo Julia |
La producción rebasó siempre las 100.000 Tn/anuales. En 1958 llegó a las 393.873 Tn y en 1962 la producción se estanca en unas 250 000 Tn/anuales
No cabe duda de que Antracitas de Fabero S.A. fue la empresa más importante y extensa del municipio y realizó diversas inversiones en el mismo, como vivienda, economato, talleres, panadería…etc. A nivel nacional fue una empresa muy destacada, llegando a concedérsele el título de Empresa Modelo. Y en el año 1952 ganó el Primer Premio en una Exposición Nacional de minería metalurgia celebrada en Madrid.
El Pozo Julia, en el año 1991 tenía agotadas sus reservas. Los propietarios y herederos de Diego Pérez Campanario, su fundador, realizaron un cambio de concesiones con Antracitas de Gaiztarro, mediante el cual renunciaba a las explotaciones a cielo abierto para seguir con las explotaciones subterráneas.
De las cinco empresas importantes que operaban en la Cuenca de Fabero en 1999 tan sólo permanecía en actividad Antracitas de Fabero S.A, que sería absorbida por Unión Minera del Norte y ésta mantendría su actividad extractiva hasta febrero del 2002 en el Paraje “La Reguera”, donde una decisión empresarial basada en las dificultades de extracción y los costes de mantenimiento de las instalaciones pondría fin a la minería subterránea de Antracitas y con ello la de todas la explotaciones de Fabero. Toda la plantilla, que ya era en estos momentos inferior a 100 trabajadores fue recolocada en las explotaciones que UMINSA tenía en la zona del sil.